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Colombia tendrá norma para predicción de rayos

La U.N. ha desarrollado varios proyectos para preparar a las comunidades frente a las amenazas de los rayos. Se destaca el sistema de emisoras de alerta temprana, en el departamento de Boyacá. Foto: cortesía Augusto Ramírez López

Oct. 12 de 2013
Por: Leidy Castaño, Unimedios

En el transcurso de dos años y medio murieron 119 colombianos por rayos y 291 resultaron heridos. Es latente el riesgo que existe en el país por este fenómeno natural, debido a que es uno de los territorios donde más se originan tormentas eléctricas. Ante la ausencia de una legislación para detectarlos y prevenirlos la UN le entrega al país una noema de protección contra rayos.

Colombia se encuentra en la zona con mayor actividad de rayos del mundo. El conocimiento científico que tiene el país sobre este fenómeno natural podría mitigar el peligro; incluso, los desarrollos tecnológicos alcanzados permiten soñar con tener una directriz y legislación claras para detectarlos y prevenirlos.

Para ello, expertos de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá trabajan en la norma de Protección contra Rayos – Sistemas de Alerta de Tormentas, que en principio estaba dirigida al sector aeronáutico, pero que ahora puede ser retomado por una amplia gama de sectores civiles y oficiales.

Según datos de la empresa Keraunos –una de las principales entidades que monitorea y estudia rayos en América Latina–, en el país se estima que ocurren cerca de cien muertes al año por esta causa. Si se considera que por cada deceso hay nueve heridos, el número de afectados puede rondar las mil personas.

Entre el 2010 y junio de 2013, los reportes oficiales contabilizaron 410 afectaciones por rayos: 119 fallecidos y 291 heridos, cifra que según los expertos se queda corta frente a los casos que no se registran.
Los rayos traen nefastas consecuencias para el sector eléctrico, para la navegabilidad aeronáutica y para la vida en general; estar en un parque o montar bicicleta durante una tormenta puede costarle la vida a cualquier persona en el campo o la ciudad.

“El 26,8% de las muertes ocurre en espacios abiertos (parques y escenarios deportivos); el 13,7% cuando las personas se refugian debajo de los árboles; el 8,1% durante la práctica de deportes acuáticos, actividades de pesca y en playas, y el 5% durante cursos de golf”, explica Daniel Aranguren, doctor en Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.

Según el investigador y profesor Horacio Torres Sánchez, las estadísticas de vuelos muestran que en el mundo cada avión comercial es impactado por rayos una vez cada tres mil horas de vuelo y al menos una vez por año. En Colombia, un avión es impactado en periodos inferiores a las mil horas.

Las tormentas eléctricas son una de las principales amenazas para la seguridad aérea, no solo por las turbulencias y el congelamiento, sino también por los impactos directos de rayos a aeronaves en vuelo, que si bien no afectan la seguridad en el momento del impacto, si producen ciertos daños que acarrean costos elevados, debido a que es necesario realizar paradas de operación obligadas, por tareas de inspección, reparación y mantenimiento.

Para enfrentar este problema, el profesor Torres y el ingeniero Aranguren desarrollaron un equipo que permite predecir la caída de rayos con media hora de anticipación. El trabajo lo llevaron a cabo en el grupo Programa de Investigación sobre Adquisición y Análisis de Señales (PAAS) de la UN.

Es mejor prevenir…
Los aeropuertos, con sus operaciones en rampa que involucran un gran número de personas al aire libre y manejo de combustibles, entre otros, comúnmente están expuestos a riesgos muy elevados por la actividad de rayos.
Por eso, luego de años de investigación y desarrollo tecnológico, un grupo de ingenieros de varias universidades y empresas conformaron uno de los comités de normalización del Icontec, que trabaja en una norma enfocada al sector aeronáutico.
“La norma busca mitigar el impacto del rayo y sus costos. Con criterios de predicción y prevención que garanticen que no existe peligro de accidentes en las operaciones de despegue y aterrizaje en tierra”.

La normativa está acorde al estándar internacional, pues se trata de un sistema de alerta que proporciona información en tiempo real sobre las tormentas eléctricas, lo que permite implementar medidas preventivas.

Proporciona, además, los requerimientos básicos para sensores y redes que recogen información precisa de los parámetros relevantes, ofreciendo información en tiempo real de tasas y rangos de ocurrencia de rayos. Igualmente, describe la aplicación de datos recogidos por estos sensores y redes en forma de alertas y datos históricos.

Asimismo, aplica para el uso de información de sistemas de alerta de tempestades (equipos que proporcionan información en tiempo real) sobre la actividad eléctrica atmosférica, con el fin de tomar medidas preventivas en los momentos oportunos.

De esta manera, el sector aeronáutico del país contará con una descripción general de los sistemas de alerta de rayos y electrificación de tormentas, directrices para métodos de alarma y procedimientos para determinar la utilidad de la información.
El profesor Torres dice que la norma puede prevenir accidentes y muertes de personas que se encuentren realizando labores al aire libre por mantenimientos, deportes, competencias, agricultura o conciertos, etc.
Riesgo real Para evidenciar el grado de vulnerabilidad de las personas ante los rayos, el profesor Torres recuerda que el pasado viernes 6 de septiembre se presentó una fuerte tormenta eléctrica en Barranquilla, que además de causar la suspensión por hora y media del partido de la Selección Colombia frente a Ecuador, ocasionó la muerte de una persona.

“La fatalidad ocurrió en las cercanías del estadio Metropolitano; lo que significa que cerca de 50.000 espectadores estuvieron en riesgo de ser impactados”, destaca el experto.

Agrega que los organizadores del espectáculo detuvieron el partido no por los rayos sino por la lluvia, cuando debería ser lo contrario. Una norma como la que estructuran los investigadores de la Universidad permitiría evitar estos errores.
El documento contempla el almacenamiento, el procesamiento y el transporte de sustancias peligrosas (inflamables, radioactivas, tóxicas o explosivas) y la prevención en determinados entornos o actividades con especial riesgo de descargas electrostáticas.

De igual manera, operaciones donde la continuidad de servicios básicos es muy importante: telecomunicaciones; generación, transporte y distribución de energía; servicios de salud y de emergencia.
El objetivo primordial es salvar vidas, por eso se espera que diversas organizaciones apoyen y se apropien de esta normativa, que además protege viviendas e infraestructuras.

Edición: UN Periódico Impreso No. 171

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